En los tiempos de Ramsés, la civilización egipcia resplandecía en el apogeo de su gloria. Los faraones de la XX dinastía, discípulos y portaespadas de los santuarios, sostenían como verdaderos héroes la lucha contra Babilonia.
En medio de aquella actividad y de aquella vida deslumbradora, más de un extranjero aspirante a los Misterios, venido de las playas lejanas del Asia Menor o de las montañas de la Tracia.
Hermes Trismegisto es considerado como el padre del tipo de saber que lleva su nombre: el hermetismo.
El nombre de Hermes Trismegisto es de origen griego y significa “Hermes, el tres veces grande”, siendo Hermes un dios griego, más conocido por su denominación romana de Mercurio. Pero la identidad de Hermes Trismegisto, si es que tuvo una identidad individual, se pierde en la noche de los tiempos remontándose al Egipto prefaraónico, mucho antes de Moisés. Ciertas tradiciones hebreas lo consideran contemporáneo de Abraham, quien recibió de Hermes sus conocimientos.
En el Panteón Egipcio se cuantifican más de 3.000 Divinidades, muchas de ellas con un Templo propio para ser adoradas, por este motivo muchos estudiosos de la historia han considerado a esta cultura idólatra, déspota, unos primitivos bárbaros, en definitiva, el pueblo egipcio ha sido incomprendido y tenemos que afirmar que nada más lejos de la realidad.
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